
Érase una vez…dos
chavales inocentes que por casualidades del destino juntaron sus vidas (aunque
en la distancia) para siempre.
Un breve anuncio en una revista, hoy inexistente, el cual invitaba a todo aquel
seguidor de un grupo famoso ya por aquel entonces a intercambiar palabras,
criterios e incluso si se terciaba alguna que otra foto con ciertos aires
ligones.
Estos dos sin apenas llevar un par de cartas en sus respectivos haberes, ya se
hablaban de tú a tú como 2 amigos de la infancia, sin embargo no eran
conscientes de todo lo bueno y malo que les aguardaba ese mismo destino que los
hizo conocerse.
Pasó el tiempo, él con sus novias y sus estudios, cada vez le dedicaba menos
tiempo a ella, la relación se enfriaba, ella jugaba a ser mayor y lo hacía con
fuego, quería vivir la vida demasiado deprisa, quería ser libre sin saber que
le iban a cortar las alas y que ella misma se estaba ahogando; sus caminos se
separaron, nadie llamó ni escribió durante meses, quizás más de un año, uno
buscando la felicidad, la otra perdiéndola, sin saber que le estaba pasando al
otro anduvieron perdidos mucho tiempo, hasta que él, cansado de buscar, decidió
que era hora de saber de aquellos a quienes abandonó por la ceguera del amor,
buena por un lado y traicionera por otro.
Él no se lo creía, aquella chica tan alegre y dicharachera le contestó , cosa
poco esperada por su parte, pero lo que tampoco esperaba era que lo hiciera de
aquella manera, sintiéndose él culpable, impotente por haberle fallado,
entendiendo entonces que una buena amistad es mucho más que un amor “pasajero”,
cuando ella más le necesitó, él ni siquiera sabía lo que pasaba, al fin y al
cabo éste tuvo mucha suerte ya que pudo ser la madre de ella la que contestara
a su carta y de la peor forma posible, con un fin terrorífico, cosa que jamás
se habría perdonado a sí mismo. Todo quedó en un mal sueño, pero la desgracia
también hizo mella ya que parte de ella si murió aquella maldita noche de drogas
y alcohol.
¡Nadie se merece esto! Gritaba él desconsolado, sin embargo, todo esto les
sirvió para no separarse nunca más.
Ella encontró otra persona que le hizo volver a sonreír aunque no la llenaba al
100%, le hacía sentirse bien, querida, se dio cuenta de todas las cagadas que
había cometido y se juró a si misma que nunca más caería en sus garras, tanto
las humanas, como las psíquicas.
Hubo un tiempo de paz, decidieron casarse, el otro chico no sabía que es lo que
sentía, si alegría por la boda de su mejor amiga, porque por una vez reinaba la
felicidad, o si era angustia, porque iba a perder definitivamente la
posibilidad de querer y estar al lado de su mejor amiga; era mucho cariño y
muchos sentimientos mezclados, todo era confuso, rozaba la locura, y más aún
cuando ella días antes de la boda le confiesa que no está segura de lo que
hace, que tiene el corazón dividido; calma o locura; estabilidad o aventura;
seguro o alterable; eran las palabras que la iban a volver loca.
La noche antes de la boda fue horrible, al día siguiente le esperaba el altar y
una alianza con otro hombre al que ella no estaba segura de amar.
Quizá despecho, quizá locura, quizá cambiar de vida, todo estaba preparado y
eso también la hizo recapacitar, mucha culpa de tanto pensar la tuvo aquel
amigo del alma, risueño y alegre porque había conocido a su mejor amigo después
de 7 años desde su primera carta, él le pidió un beso, puesto que el cariño que
sentían el uno por el otro rozaba el amor; ella, ante la incógnita que era su boda
y el lío en su cabeza decide dejar pasar la invitación de él para evitar males
mayores, cosa que él le reprochará en mucho tiempo, puesto que era algo
prometido, no un capricho, aunque lo entendiera, fue como una puñalada en su
corazón y vio cómo se esfumaba la posibilidad de tenerla en sus brazos por
última vez.
Aquella mañana hacía bastante calor, todo seguía adelante y ya no había marcha
atrás, todo fue bonito, la música, el convite, el baile, pero en la cara de
ella no se reflejaba la ilusión, si no el estrés y el cansancio; no fue hasta
la noche cuando los amigos del novio y la novia se reunieron en torno a ambos
en una celebración rupestre, en una casa de campo de su hermana, no faltó
bebida, ni comida ni alguna que otra sustancia ilegal, todo parecía que iba
bien, los dos amigos se despiden con un fuerte abrazo más como un hasta luego
que un hasta siempre, todo había terminado.
Luna de miel, e incluso se pensó en tener hijos, pero al poco tiempo todo
parece cambiar, todo se hace pesado, no hay ilusión, solo hay cansancio y
pasotismo, a ella se le cae la casa encima, entra en un bucle diario, en una
rutina impasible, empieza a comerse la cabeza, quiere olvidar la idea de que le
siga gustando el otro chico, intenta evitarlo, incluso se hace la dura para que
aquella olvide o deje de gustarle, así sería la cosa más fácil, pero se
engañaba a sí misma, le quería tanto como a su marido o más.
El chaval no se lo cree lo que ella le dice hasta que ya no puede más y ella se
lo cuenta, él la anima, es el único apoyo a parte de su marido, viviendo en
tierras extrañas sin el cariño de sus padres, amigos de la infancia, empezaron
a contárselo todo el uno al otro, creando una Sociedad Bilateral, tallada a
fuego, el que late en sus corazones.
Él le promete una visita y después de un tiempo ésta se materializa; el marido
sospecha pero confía demasiado en su esposa y quizá piense que una vez casados
para que seguir regando el jardín y la descuida sobremanera, tanto es así que
aquel joven se convertirá en su salvador, desde aquellos días en tierras de
calor y mar, rodeados por animales testigos de aquel amor de amigos, eran dos
almas evocadas a terminar juntos de una forma u otra.
La sonrisa volvió al rostro triste de ella, volvió a sentirse guapa y
atractiva, dejó de ser un bicho raro para convertirse en lo que es, una bonita
mujer con desparpajo, con arte y salero. No se prometieron nada, simplemente
actuaron como les decían sus corazones, aquella cosa cobró vida hasta que el
chico se fue y todo volvió a ser lo que era: una vida adolescente frustrada por
una mente envejecida y cansada, una única ilusión….
Los dos tortolitos se volverían a encontrar esta vez en el pueblo natal de él,
fueron unos días de no parar, había ganas de comerse el mundo, de aprovechar al
máximo; fueron más días se los esperados y seguir que más bonitos de lo
esperado, se dejaba fluir algo más que una buena amistad, la compenetración
casi perfecta era apabullante y decía lo que los dos se conocían y entendían.
Pasaron cosas muy bonitas, la felicidad se dejaba ver en sus rostros; juegos,
caricias, noches de pasión, muchos mimos y caricias.
Ella tuvo que volver para sacar adelante su casa, saben que el destino les
aguarda un futuro, juntos, no habrá boda, ni siquiera serán pareja, habrá más
gente entre ellos, pero pase lo que pase, estén donde estén, saben que si están
cerca el uno del otro los dos serán felices.
Esta es la historia de dos personas que desde jóvenes sus vidas son paralelas,
aunque es más tarde cuando se dan cuenta de que el amor y el cariño no se puede
ocultar. No sabemos cómo terminará esta historia, pero es seguro que su amistad
y ese lazo de unión que crearon será más fuerte que cualquier fuerza natural o
sobrenatural que se les cruce en su camino; sin duda alguna se crea una gran
paradoja, cuando el amor de alguien no es correspondido pero sin él tampoco se
puede vivir, cuando algo es necesario pero no es cuestión de vida o muerte,
algo más que una amistad, pero nada más allá que el carió eterno de dos amigos
fuerte e indestructible, cuando un salvador no se convierte en la persona más
cercana a su rescatada, aunque ésta le deba la vida y se lo agradezca durante
toda su vida.
¿Existe el destino? ¿Hay algo o alguien que nos maneja a su antojo? ¿Por qué
cuando todo está claro nosotros nos empeñamos en buscar otro camino, quizá sin
salida? Todas esas preguntas seguro que te las has planteado, quizá hallemos
las respuestas en el más allá, si es que existe, hasta entonces CARPE DIEM,
pues solo en el purgatorio recordarás y lamentarás los errores cometidos o todo
aquello que te hubiera gustado hacer, sueños e ilusiones no afrontadas por
miedos que ni siquiera sabremos de su porque o nos escondemos en ellos para no
destapar nuestra alma y dejarla libre, puesto que es así como hallaremos nuestro
descanso eterno.