viernes, 3 de enero de 2020
Fuera de mi vida
miércoles, 6 de junio de 2018
Una historia de amor maternal
Os voy a contar una historia de amor maternal, una historia sobre el amor de una madre adoptiva que llegó a ser dañino, sobre todo, para ella...
Siempre me gustó que ella me contara cosas de su hijo, de cuando fueron a por él a Valencia, cuando lo adoptaron allá por el 1978. Años después me enteré que era un "niño robado" o eso decían.
Me contó muchas veces cuando lo trajeron a casa, que su nombre se lo pusieron por un actor de películas del oeste que a su padre le encantaban, me contaba que todo el pueblo se enamoró de ese niño de pelo negro, todos lo querían mucho, sobre todo su madre. Me contaba también mil y una veces que ella fue quien limpió sus primeras cacas, las negras, decía ella, el meconio. Que él jamás quiso saber sobre su pasado, que lo abandonaron, que lo dieron sin más. Y creo que eso le afectó, y tanta sobreprotección...
Ella siempre tenía palabras bonitas para su hijo, su niño, el que heredaría sus casas, sus tierras, el que les ayudaría con el campo, el que cuidaría de ellos cuando fueran mayores. Qué equivocada estaba mi pobre mujer. Siempre me sacaba fotos de cuando era pequeño, es más aún conservo una de su comunión casi 17 años después de que me la diera.
Él siempre iba limpio, perfumado, con ropa buena, ropa perfectamente planchada, chaquetas buenas. Nunca lo veías mal afeitado, nunca llevaba una sola mancha en la ropa. Se veía tan bien siempre. Se notaba que su madre estaba preocupada por el aspecto de su amado hijo y siempre decía una frase que, aunque os suene machista, ahora yo le repito a mi marido: Si un hombre va sucio, mal peinado, mal vestido o sin arreglar, las culpas siempre irán a la mujer, o en este caso, a la madre. Me lo dijo tantas veces que se me quedó grabado y en parte tenía razón porque así es la sociedad en la que vivimos.
Recuerdo cuando empecé a ir a su casa, yo tenía apenas 15 años, su hijo tenía ya 21. Siempre me decía que era muy joven, que vestía mal, que no me arreglaba. Entonces me molestaba, hoy en día quiero pensar que solo quería protegerme. Siempre fue amable conmigo, muy recta, muy madre y eso es algo que jamás olvidaré.
Creo que sobra decir que su hijo fue mi primer novio, aquel que conocí una noche, por el cual me interesé durante unas semanas y recogí información suya y el cual, al final, me acabó encontrando porque también me había estado buscando. Todo tan romántico, tan bonito... Al principio... Pero no quiero hablar de nuestra relación, no, hoy me apetecía hablar de esa madre...
Esa mujer vivió el no poder tener hijos, el adoptar a su hijo y protegerlo. Vivió el que su marido enfermara y perdiera la cabeza, de ser un hombre de campo, activo, amable, risueño, un buen padre, pasó a ser un hombre sentado en el sillón, al cual le escondían las herramientas del campo y las tijeras de podar por si se le iba la cabeza, al cual encerraban bajo llave en casa si se tenían que ir para que no se escapara. Tenía sus momentos de lucidez, y era un amor.
Aguantó que su hijo le gritara, le rompiera cosas, le robara, le mintiera, y podría seguir... Pero siempre fue su hijo, su amor.
Esa mujer, hoy por hoy, tiene todos mis respetos y aunque yo no acabara con su hijo como nos habría gustado, siempre la tendré presente.
Todavía recuerdo el día que la llamé, tras 5 años con su amado hijo, cuando me armé de valor para dejarlo y le conté que habíamos terminado. Le dije que lo sentía mucho pero que había roto con él. Me pidió por favor que no lo hiciera, que lo pensara, que por qué … Ella sabía perfectamente por qué, ya que lo vio, lo vivió, lo tapó y lo sufrió. Y sabía que si yo lo dejaba, él volvería a vivir con ella. No sé si aguantaría o no, yo solo sé que hui, pero no hubo un solo día que no la recordara y sé que ella a mi también. Dijo en el pueblo que ojalá su hijo me hubiese mantenido a su lado, que de saber que me iba a ir me habría atado con cadenas a su casa, que su hijo no iba a encontrar a nadie así, porque no podía, era incapaz de respetar y me consta que así sigue.
No sé que será de ella hoy, ni siquiera sé si vive, sé que su marido murió y me habría gustado llamarla pero no me atreví y llamé a su sobrina. Me gustaría mucho decirle que gracias a ella aprendí muchas cosas, crecí, maduré, y supe lo que era el amor incondicional de una madre, que aunque supiera lo que era su hijo, ella lo amaba más que a su propia vida.
Otro día, a lo mejor, me animo a hablar de él, aunque bueno, lo pasado, pasado está.
domingo, 21 de febrero de 2016
El principio de un cambio
Hoy no es ese día, hoy tengo miedo...
Miedo a acabar sola, aunque tenga a mi niña, miedo a no saber llevar mi nueva situación, a sentirme inútil, a que los demás no entiendan el porque de lo que me pasa. Aunque el resto de la gente no me preocupa tanto como mi pareja... Me ha visto siempre tan dura, tan fuerte, sin miedo a nada, siempre tirando del carro y ahora... Ahora me siento como una mierda, y no quiero que deje de verme como hasta ahora, que deje de ver la mujer de la que se enamoró. Quiero seguir siendo fuerte por él, por mi niña, por mi...
Pero ese miedo está ahí... Tiene nombre propio. Quizá nada cambie, o quizá cambie todo, de un giro de 180 grados y ya nada sea como antes.
Solo espero saber sobrellevarlo todo, como hasta ahora.
Igual es solo el momento, a lo mejor me siento con fuerzas y arraso con todo a mi paso. No es la primera vez que resurjo de mis cenizas, pero esta vez va a ser diferente...
En unos días empieza una nueva etapa. No sé como voy a reaccionar, no sé como la voy a superar, ni siquiera sé si la voy a aceptar, si me voy a "acostumbrar" a cargar con un peso así... Quisiera poder decir que no es nada y que realmente fuera así, eso solo sería engañarme a mi misma.
Y lo peor es que ya lo tengo encima, digo que empezaré el cambio en unos días porque será cuando sepa exactamente mi situación, pero estoy notando los cambios desde hace unos meses y no quiero admitirlo. Quiero achacarlo a otras cosas, aunque, en el fondo sé que no es así, sé que va haciendo mella... Pero voy a poder, solo quiero seguir como ahora.
Mi mayor miedo sería perderles, perderme a mi misma. ¿Y como se lo digo si siempre he sido la fuerte? No lo sé... Quizá no haga falta
miércoles, 20 de enero de 2016
Bullying o la forma de joderle la infancia a un niño
Al principio eran los "típicos" insultos por el físico. Digo típicos porque era lo común, estás gordito, te insultan...
No me gustaría nada saber que a mi hija la insultan en el cole, pero todavía me dolería más que fuera ella la que insulta a algún compañero... Ahí habríamos perdido las dos, ella por su comportamiento y yo por no enseñarle el respeto hacia los demás.
Recuerdo que me quedaba al comedor, comía con unas "amigas" menos cuando les daba por insultarme e incluso escupirme en el plato de fideos. Opté por esconderme en el baño mientras todos comían, esperar a que salieran al patio, y entonces me metía al comedor, en una mesa en un rincón para que nadie me viera si pasaba por el pasillo, les pedía a las cocineras el plato y comía... Ellas me conocían y sabían que al acabar, siempre las ayudaba a limpiar las mesas. Es una pena que no advirtieran a los maestros aunque quizá habría sido peor...
Al final optaron por sacarme del comedor pero recuerdo querer morirme por no ir, por no aguantar ese trato, deseaba ser delgada como las demás, deseaba ser aceptada.
Esa época duró años... No recuerdo un día sin insultos, o sin un "a la salida te pego".
Se creaban círculos de niños que no te dejaban irte y al final pillabas hostias... Hasta que un día la que las dio fui yo, mi compañero acabó con un ojo morado, yo con otro y encima expulsados... Aún así nada cambió...
¿En serio queremos eso para nuestros niños? Lo veo muy cruel... Los padres dicen que se tienen que defender solos, los maestros dicen que no pueden estar siempre encima y los niños viven atemorizados...
Yo dejé el instituto... Los que me hacían la vida imposible en el colegio, dejaron de molestarme en el instituto... Un niño me robó el móvil (hablamos de hace 16 años... Mi madre trabajando y me llevé el móvil por una urgencia... El profesor estaba avisado) lo cogió y salió corriendo.... Lo perseguí y vi ese corro de niños animándome a pegarle al ladrón, no lo hice, le dije que no volviera a tocarme nada y me di la vuelta. No quería ser una matona...
Mi hija tiene tiempo, no quiero que sea una matona pero tampoco quiero una nota como la que se han encontrado estos pobres padres.
viernes, 11 de septiembre de 2015
Enero 2015 Planes cancelados
De ser una persona “independiente” que, aunque comparta su vida con otra persona, siempre va un paso por delante, que necesita su espacio, que le gusta salir sola, viajar, leer, la soledad y la tranquilidad. Alguien que lo tiene todo, tiene la comodidad de una casa y saber que podrá pagar el alquiler todos los meses, que podrá salir con sus amigos el fin de semana, que podrá hacer lo que quiera porque ella manda en sus decisiones…
De un día para otro dejas de compartir la vida con esa persona y todavía tienes más libertad… entras y sales cuando quieres y vives tu juventud como te gustaría haberlo hecho antes… Pero falta algo, hay un vacío que intentas llenar pero nunca acabas de hacerlo…
Tienes claro que no quieres otra relación… y que muchísimo menos quieres tener hijos. Lo que quieres es viajar, vivir, conocer gente y lugares, estudiar… para nada te atarías a otra persona y menos aún te atarías a un hijo, menuda responsabilidad, encima los niños no es que sean santo de tu devoción… ¿no? Si, decidido… si te quedas soltera pues nada, hoy en día no necesitas pareja para ser feliz…
El caso está en que un día cualquiera alguien se cruza en tu camino… alguien que en un principio es un soplo de aire fresco a tus aburridos días, alguien que poco a poco se va haciendo un hueco en tu vida, en tu mente y en tu corazón… Alguien que te hace ver la vida de otro modo, de un modo que tú conoces. Te hace replantearte muchas cosas porque su alrededor está lleno de cosas que tu no tenías previstas para tu futuro pero es tarde, ya te has enganchado a esa persona y no pues alejarte, te da igual lo que tenga a su alrededor, te da igual que no entrara en tus planes de futuro…
Pasa el tiempo y te das cuenta de que la vida no siempre sale como tú la habías planeado… Te despiertas un día sabiendo que vas a ser madre, eso que siempre dijiste que jamás harías y lo peor es que te hace ilusión… aunque lo escondes al principio quizá por miedo, quizá porque tu mente no estaba preparada, porque no estaba en tus planes… pero tú quieres serlo. Y siguen habiendo cosas que tampoco entraban en tus planes porque ahora, orgullosa, luces en tu mano un anillo de compromiso, un compromiso que jamás pensaste tener, un compromiso que te juraste que jamás tendrías… Ale, planes al traste… ¿O no?
Ahora tus planes tienen que contar con alguien más y te gusta, te gusta sentirte feliz, sentirte querida, te gusta notar ese burbujeo que crea tu bebé de vez en cuando, te gusta sentir como tu cuerpo va cambiando poco a poco y te vas sintiendo cada vez más ilusionada… Te gusta pensar que en un futuro alguien dependerá de ti, al menos parte de su vida… ¡Y tu no quería responsabilidades!
Como cambia la vida de una persona de un día para otro…
jueves, 30 de julio de 2015
Ella...
Me he mudado tantas veces que nunca estaba en mi hogar, he recorrido tanto pero nunca encontraba mi sitio, he conocido tantas personas pero creía que no conocería nunca a esa persona. Pero la encontré y me dio lo más grande, me dio su vida, un hogar, un lugar, una seguridad... Y lo mejor porque jamás pensé que podría mirar a alguien como la miro a ella, amar a alguien de la forma que la amo a ella, ni pensar en que mi vida no tendría sentido sin ella...
No quiero que pase lo que yo, aunque en el fondo eso me ha hecho ser como soy. Siempre me he hecho la dura, siempre lo he sido. Habrá cosas que yo no he tenido que ella si tendrá... Tiene a sus padres unidos, el calor y el amor incondicional de los dos, aunque yo tuve algo tan bonito que ella, en parte, no tendrá.
Tiene a sus abuelos, pero no como yo... Por desgracia unos no están y los otros están lejos, aunque la quieran igual, pero me gustaría tanto que sintiera lo que yo sentí de niña...
Intentaré que estudie, que viva, que disfrute, que no cometa mis errores y se vaya de casa con 15 años, que hipoteque su adolescencia con alguien que no la valora, que la traten mal, que no vaya como una pelota de casa en casa... Intentaré que se sienta siempre amada, que sepa que siempre la apoyaremos y la ayudaremos en todo, que puede contar con nosotros, que sea feliz, que sonría, que viaje... Intentaré que le gusten los animales, le enseñaré, como me enseñaron a mi, el arte de la lectura, su padre le enseñará el amor por la música, que sea tolerante... Será libre de elegir su camino pero siempre estaremos ahí para ayudarla.
Quiero que se sienta orgullosa de sus padres, de si misma, quiero intentar darle todo lo que yo no tuve.
Pero ella decidirá su vida...
De momento, Lucía, es un bebé de 7 semanas, de momento, su madre, yo, todavía llora al recordar la primera vez que la vio, que la besó... De momento está dormida, o mirándonos y riendo. Toda una vida por delante para que sea ella, para hacerla feliz.
Para amarla a ella y a su padre, a los dos pilares de mi vida. Porque en este mundo hay cosas maravillosas, enamorarse es tan grande, y que fruto de ese amor llegue esa personita que te haga sentir cosas que no puedes explicar, un amor tan grande, tan sincero, el verdadero amor, nada, nada tiene comparación con eso, ver la carita de tu bebé por primera vez, su sonrisa... No se puede explicar, no hay nada en este mundo que se pueda comparar, solo se puede vivir, descubrir...
Nada, mi pequeña Lucía, nada tan grande como el amor de tus padres hacia ti...