miércoles, 20 de enero de 2016

Bullying o la forma de joderle la infancia a un niño



La carta de suicidio de un niño de 11 años, me ha hecho recordar cuando iba al colegio... 
Al principio eran los "típicos"  insultos por el físico.  Digo típicos porque era lo común,  estás gordito,  te insultan...  
No saben hasta que punto puede hacer eso daño,  pero los niños son así,  todos dicen que son crueles pero pienso que eso se puede evitar.
No me gustaría nada saber que a mi hija la insultan en el cole,  pero todavía me dolería más que fuera ella la que insulta a algún compañero...  Ahí habríamos perdido las dos,  ella por su comportamiento y yo por no enseñarle el respeto hacia los demás.
Recuerdo que me quedaba al comedor,  comía con unas "amigas"  menos cuando les daba por insultarme e incluso escupirme en el plato de fideos.  Opté por esconderme en el baño mientras todos comían,  esperar a que salieran al patio,  y entonces me metía al comedor,  en una mesa en un rincón para que nadie me viera si pasaba por el pasillo,  les pedía a las cocineras el plato y comía...  Ellas me conocían y sabían que al acabar,  siempre las ayudaba a limpiar las mesas.  Es una pena que no advirtieran a los maestros aunque quizá  habría sido peor... 
Al final optaron por sacarme del comedor pero recuerdo querer morirme por no ir,  por no aguantar ese trato,  deseaba ser delgada como las demás,  deseaba ser aceptada. 
Esa época duró años...  No recuerdo un día sin insultos,  o sin un "a la salida te pego".
Se creaban círculos de niños que no te dejaban irte y al final pillabas hostias...  Hasta que un día la que las dio fui yo,  mi compañero acabó con un ojo morado,  yo con otro y encima expulsados...  Aún así nada cambió... 
¿En serio queremos eso para nuestros niños? Lo veo muy cruel...  Los padres dicen que se tienen que defender solos,  los maestros dicen que no pueden estar siempre encima y los niños viven atemorizados...
Yo dejé el instituto...  Los que me hacían la vida imposible en el colegio,  dejaron de molestarme en el instituto...  Un niño me robó el móvil  (hablamos de hace 16 años... Mi madre trabajando y me llevé el móvil por una urgencia...  El profesor estaba avisado) lo cogió y salió corriendo....  Lo perseguí y vi ese corro de niños animándome a pegarle al ladrón,  no lo hice,  le dije que no volviera a tocarme nada y me di la vuelta.  No quería ser una matona...
Mi hija tiene tiempo,  no quiero que sea una matona pero tampoco quiero una nota como la que se han encontrado estos pobres padres.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Enero 2015 Planes cancelados

Como te puede cambiar tanto la vida de un día para otro…
De ser una persona “independiente” que, aunque comparta su vida con otra persona, siempre va un paso por delante, que necesita su espacio, que le gusta salir sola, viajar, leer, la soledad y la tranquilidad. Alguien que lo tiene todo, tiene la comodidad de una casa y saber que podrá pagar el alquiler todos los meses, que podrá salir con sus amigos el fin de semana, que podrá hacer lo que quiera porque ella manda en sus decisiones…
De un día para otro dejas de compartir la vida con esa persona y todavía tienes más libertad… entras y sales cuando quieres y vives tu juventud como te gustaría haberlo hecho antes… Pero falta algo, hay un vacío que intentas llenar pero nunca acabas de hacerlo…
Tienes claro que no quieres otra relación… y que muchísimo menos quieres tener hijos. Lo que quieres es viajar, vivir, conocer gente y lugares, estudiar… para nada te atarías a otra persona y menos aún te atarías a un hijo, menuda responsabilidad, encima los niños no es que sean santo de tu devoción… ¿no? Si, decidido… si te quedas soltera pues nada, hoy en día no necesitas pareja para ser feliz…
El caso está en que un día cualquiera alguien se cruza en tu camino… alguien que en un principio es un soplo de aire fresco a tus aburridos días, alguien que poco a poco se va haciendo un hueco en tu vida, en tu mente y en tu corazón… Alguien que te hace ver la vida de otro modo, de un modo que tú conoces. Te hace replantearte muchas cosas porque su alrededor está lleno de cosas que tu no tenías previstas para tu futuro pero es tarde, ya te has enganchado a esa persona y no pues alejarte, te da igual lo que tenga a su alrededor, te da igual que no entrara en tus planes de futuro…
Pasa el tiempo y te das cuenta de que la vida no siempre sale como tú la habías planeado… Te despiertas un día sabiendo que vas a ser madre, eso que siempre dijiste que jamás harías y lo peor es que te hace ilusión… aunque lo escondes al principio quizá por miedo, quizá porque tu mente no estaba preparada, porque no estaba en tus planes… pero tú quieres serlo. Y siguen habiendo cosas que tampoco entraban en tus planes porque ahora, orgullosa, luces en tu mano un anillo de compromiso, un compromiso que jamás pensaste tener, un compromiso que te juraste que jamás tendrías… Ale, planes al traste… ¿O no?
Ahora tus planes tienen que contar con alguien más y te gusta, te gusta sentirte feliz, sentirte querida, te gusta notar ese burbujeo que crea tu bebé de vez en cuando, te gusta sentir como tu cuerpo va cambiando poco a poco y te vas sintiendo cada vez más ilusionada… Te gusta pensar que en un futuro alguien dependerá de ti, al menos parte de su vida… ¡Y tu no quería responsabilidades!
Como cambia la vida de una persona de un día para otro…

jueves, 30 de julio de 2015

Ella...

A veces,  cuando ella me deja tiempo,  la miro y pienso en lo que ha sido mi vida.  Pienso en los años que he vivido,  que no son muchos,  30 de momento,  pero me han dado para mucho. 
Me he mudado tantas veces que nunca estaba en mi hogar,  he recorrido tanto pero nunca encontraba mi sitio,  he conocido tantas personas pero creía que no conocería nunca a esa persona.  Pero la encontré y me dio lo más grande,  me dio su vida,  un hogar, un lugar,  una seguridad...  Y lo mejor porque jamás pensé que podría mirar a alguien como la miro a ella,  amar a alguien de la forma que la amo a ella,  ni pensar en que mi vida no tendría sentido sin ella... 
No quiero que pase lo que yo, aunque en el fondo eso me ha hecho ser como soy. Siempre me he hecho la dura,  siempre lo he sido.  Habrá cosas que yo no he tenido que ella si tendrá...  Tiene a sus padres unidos,  el calor y el amor incondicional de los dos,  aunque yo tuve algo tan bonito que ella,  en parte,  no tendrá. 
Tiene a sus abuelos,  pero no como yo...  Por desgracia unos no están y los otros están lejos,  aunque la quieran igual,  pero me gustaría tanto que sintiera lo que yo sentí de niña... 
Intentaré que estudie,  que viva,  que disfrute,  que no cometa mis errores y se vaya de casa con 15 años,  que hipoteque su adolescencia con alguien que no la valora, que la traten mal,  que no vaya como una pelota de casa en casa...  Intentaré que se sienta siempre amada,  que sepa que siempre la apoyaremos y la ayudaremos en todo,  que puede contar con nosotros,  que sea feliz,  que sonría,  que viaje...  Intentaré que le gusten los animales, le enseñaré,  como me enseñaron a mi,  el arte de la lectura,  su padre le enseñará el amor por la música,  que sea tolerante... Será libre de elegir su camino pero siempre estaremos ahí para ayudarla. 
Quiero que se sienta orgullosa de sus padres,  de si misma,  quiero intentar darle todo lo que yo no tuve. 
Pero ella decidirá su vida... 
De momento,  Lucía,  es un bebé de 7 semanas,  de momento,  su madre,  yo,  todavía llora al recordar la primera vez que la vio,  que la besó...  De momento está dormida,  o mirándonos y riendo.  Toda una vida por delante para que sea ella,  para hacerla feliz. 
Para amarla a ella y a su padre,  a los dos pilares de mi vida.  Porque en este mundo hay cosas maravillosas,  enamorarse es tan grande,  y que fruto de ese amor llegue esa personita que te haga sentir cosas que no puedes explicar,  un amor tan grande,  tan sincero,  el verdadero amor,  nada,  nada tiene comparación con eso,  ver la carita de tu bebé por primera vez,  su sonrisa...  No se puede explicar,  no hay nada en este mundo que se pueda comparar,  solo se puede vivir,  descubrir...  
Nada,  mi pequeña Lucía, nada tan grande como el amor de tus padres hacia ti...







miércoles, 18 de diciembre de 2013

Siempre








Esta canción dice mucho… es de las que más me gustan del disco.Cuando encuentras a alguien que te hace sentir así, que solo con una mirada ya sabes lo que piensa, que te hace reír hasta en tus peores momentos, alguien que, pese a todo lo malo, está siempre ahí apoyándote, demostrándote que la vida es algo más que tener el bolsillo lleno, que es algo más que la apariencia, que la vida son las pequeñas cosas, un abrazo, un beso, una simple mirada, una palabra. Alguien que ha sabido sacar lo mejor de ti hasta cuando tú misma has pensado que no podías caer más bajo, alguien que cuando no ves la salida del túnel te enciende una luz en tu camino… alguien como tú… porque estando juntos soy un poco más feliz…

jueves, 7 de febrero de 2013

Un pensamiento...



Como cuando te miras al espejo… ves esas marcas en tu piel por el paso del tiempo, por las situaciones vividas, porque eres así.

Cuando miras tu corazón lo ves, hay quien lo tiene entero, hay quien solo tiene medio, hay quien, como yo, lo tiene lleno de cosidos, remiendos, parches… Y no me canso… no aprendo, no entiendo porque siempre me pasa lo mismo, porque siempre tomo el camino equivocado, porque me falta el valor para buscar realmente lo que quiero, conseguir lo que mi corazón, lleno de parches, necesita y quiere.

A veces, aunque estés rodeado de gente te sientes tan solo que nada ni nadie te anima a buscar lo que te haga sentir mejor, crees que no lo mereces, que tienes lo que te toca y que no vas a tener valor de cambiarlo. Tienes un destino y es lo que te toca y lo tienes tan claro que nada ni nadie te hará cambiar de opinión.



¿Y cómo cambiar esto? Si lo supiera ya lo habría hecho

jueves, 17 de enero de 2013

Delgada









Por fin estoy como siempre deseé, perfecta…
Desde el momento en que vi que, por mi altura, debía pesar como mucho 60 kilos empecé un régimen estricto… también ayudó el que Jorge no se fijara en mí porque estaba gorda como una foca, tenía la tripa llena de michelines, los brazos gordos como salchichas.

Mi madre me decía que estaba bien, que no tenía por qué perder peso por un chico ¡mi madre no me entiende! No es solo por un chico, es por la ropa, es porque no me siento bien conmigo misma.

Al principio solo me quité de comidas grasas y de picoteos entre horas y conseguí adelgazar dos kilos ¡la dieta funcionaba! Pero pese a estar ya en mi peso ideal, seguía viéndome gorda, me daba asco, grasienta, fofa, hinchada… cada día más…

Un día en la universidad un chico se quedó mirándome, y empezó a hablar con un amigo que tenía al lado… seguro que estaba criticándome ya que justo en ese momento pasó Sonia… melena rubia y una delgadez espectacular, con esas minifaldas que solo ella podía permitirse poner, no era envidia, bueno, si… la envidiaba porque ella podía vestir como quisiera y yo con mis 57 kilos estaba aun muy gorda para poder ponerme esas minifaldas.
Al cabo de una semana, ese mismo chico se me acercó, me dijo que me veía diferente… ¿para mal? No, no, ¿Para bien más delgada quizá? Es posible… sigue así, estás muy guapa…
Ese día tendría que haberme tapado los oídos… habría sido todo mejor.

Al día siguiente me compré una báscula y busqué en internet las calorías de todo aquello que comía. Para comer hice una ensalada de un pepino y 20 gramos de escarola, 12 calorías… estaba bien para una comida… mi madre me obligó a comerme el lenguado (90 calorías) pero bueno… no importa, ese día no cenaría.

Podría estar relatándoos mis 3 meses de contar calorías… pero voy a contaros lo que realmente me hace ilusión, lo que hizo que todo mi esfuerzo valiera la pena, esos dos desmayos, uno de ellos en medio de una clase de historia, el otro en casa, sola, el no tener la regla, los mareos… pero todo eso y más valió la pena porque… ¡Jorge me habló!
Nos fuimos a tomar café esa misma tarde, no me importaban las calorías del café, total, luego podía tomarme mis laxantes, podía incluso permitirme una galleta dulce que me ofreció.
Le había dicho que me gustaba ¡como si fuéramos adolescentes! Él se había fijado en mí, sobre todo hacia un mes ya que le había gustado como me había quedado ¿en serio? Pues yo aún me veo gordísima… Estas palabras retumbarían en mis oídos para siempre cuando me dijo… “Bueno, Noelia, aunque eres una persona inteligente, guapa, simpática… yo, lo siento, pero te sigo viendo como una foca”
En ese momento salieron 3 de sus amigos de detrás de una mesa riéndose a carcajadas, Sonia incluida… la cual al momento de que Jorge chafara mis sueños, se acercó a él y lo besó…
“Nunca serás como Sonia…”
Sobra decir que salí corriendo de aquel local, muerta de vergüenza, con el corazón roto y sin otra idea en la mente que perder 10 kilos más y vengarme… ya pesaba 50kilos ¿qué iban a ser 10 más? Con un poco de esfuerzo lo lograría…
Estuve dos semanas sin ir a la universidad, me había bajado tanto la tensión que había estado hospitalizada, pero mi sorpresa fue ver entrar a Iván por la puerta de mi habitación… el chico que me dijo que me veía más guapa… el que me animó, sin saberlo, a perder más peso para gustarle al imbécil de Jorge.
- Te veo mejor… el otro día cuando te desmayaste en clase me asusté…
¿Acaso íbamos a la misma clase? No me había fijado… había tenido un accidente, eso sí lo sé… pero no volví a verlo desde entonces hasta hoy… quizá estaba aún ingresado pero no podía ser, iba con ropa de calle..
-  Iván… pero ¿tú no habías tenido un accidente bastante grave?
- Ah, sí bueno, pero al final mírame, aquí estoy y he venido a ayudarte pero me voy a ir que está a punto de venir tu familia y no quiero molestar.
No me dio tiempo a preguntarle qué clase de ayuda me iba a dar, desapareció y entró mi madre llorando como una magdalena… y yo me dormí…

Cuando salí de allí, omitiendo los consejos de esa doctora que me había dicho que tenía anorexia, seguí con mi dieta… Sonia estaba muy delgada aunque no me llegaba a la suela del zapato, yo quería estar mejor que ella.

Busqué a Iván por clase de Historia pero no lo vi, pensé que igual había dejado la universidad ya que yo iba algo atrasada por haber estado un mes en el hospital, tampoco quería preguntar, bastante tenía con que me miraran y me señalaran… si al menos fuera porque estaba delgada…

Pasaron un par de semanas, sin tener noticias de Iván, sin ver a Jorge, lo cual me ayudó bastante… y sin ver a Sonia ¿les habría pasado algo?
Al llegar a casa mi madre me sentó en una silla de la cocina y muy seria me dijo que Sonia, al igual que yo, estaba enferma, ella tenía bulimia… y en una de sus visitas al baño se le había reventado el esófago y había muerto, sola, en el baño de la universidad, entre clase y clase… dos horas se tiró allí, sobre el váter, rodeada de vómito y sangre…
Aquello me hizo pensar en Jorge y en Iván… ¿realmente valía la pena poner mi vida en peligro para gustarle a Jorge? No… pero… Iván había dicho… bueno, no importa… quiero llegar a 35 kilos.

Tras la muerte de Sonia, Jorge estuvo sin ir a la universidad un par de semanas, era su novia, supongo que algo le afectó, pero no tanto como yo creía cuando al acabar la clase de Filosofía se acercó a mí para preguntarme por mi salud..
- Sé que tú y Sonia compartíais algo…a mi Sonia me gustaba porque estaba buena… aunque tenía una mente algo retorcida pero era por el complejo que tenía, y que la destruyó… y tu… estás cada día más guapa y bueno… me preguntaba si quizá… me darías otra oportunidad…
No me lo podía creer… Jorge era un chico guapísimo, alto, moreno, ojos verdes, muy buen cuerpo… aunque no era muy inteligente… sus padres le habían pagado la universidad y hacía lo que quería… ¿me podría fiar de él? Su novia acababa de morir… me daba pena… acepté.

Había recuperado algo de peso con lo de Sonia, además hacía tiempo que no veía a Iván y había dejado los laxantes aunque aún seguía contando las calorías, pregunté por él en clase de Historia pero dijeron que desde su accidente no había vuelto.
Me puse para mi cita con Jorge, una camiseta blanca, una blusa… y unos vaqueros que me había comprado hacía pocos días y que me dieron una gran alegría al probármelos ya que estaban en la zona de ropa de niños… ¡¡lo iba a conseguir!! Ahora pesaba 40 pero llegaría a los 35 y más si Jorge resultaba ser un buen chico y no, como yo pensaba, un desalmado.

Cuando llegué al restaurante las piernas me temblaron al ver a Iván… me fui hacía donde estaba él pero en ese momento, Jorge se me puso delante. Hoy no iba a contar las calorías… pero iba a beber agua, me había traído los laxantes por si me pasaba, no quería desperdiciar la noche pero tampoco quería engordar. Cuando me giré de nuevo, Iván ya no estaba y la cena transcurrió bastante tranquila aunque Jorge parecía que bebía más de la cuenta.
Cuando acabamos de cenar, Jorge se ofreció a llevarme a casa, habíamos estado hablando de Sonia, de lo mucho que ella lo manipulaba, de lo fea que se sentía, de lo vacía que estaba… de que cuando murió estaba sola y nadie se dio cuenta de que se había quedado tirada en el baño y que más de una persona no es que se alegrara pero decían que era lo que le dijeron que le pasaría… mientras me hablaba de ella bebía y bebía pero estaba a 20 km de casa y sin apenas dinero… tenía que irme con él. Me pasé toda la cena buscando a Iván con la mirada pero no lo vi… y cuando me subí al coche de Jorge un escalofrío recorrió mi cuerpo al ver a Iván sobre la acera diciéndome que no con la cabeza pero ya no podía bajar, Jorge había arrancado y la imagen de Iván fue lo último que vi.

Vi una luz, brillante, cálida, hermosa… y delante de ella estaba Iván… ¿cómo podía ser? Me sentía flotar ¡¡que delgada estaba!! ¿Había conseguido mis 35 kilos? No… no podía ser… aquella noche había salido a cenar con Jorge, él había bebido, habíamos subido a su coche… y ya está… ¿me he muerto? Iván me cogió la mano y me llevó paseando sobre lo que había sido mi vida hasta aquel momento…
- Noelia, no me has visto… pero he estado ahí en cada instante desde que te conocí, cuando pesabas 60 kilos y ahora que pesas 40… desde mi accidente he cuidado de ti pero no puedo evitar que te subas en coches con borrachos y ahora voy a mostrarte tu vida…
No dijimos nada más, pasamos por mi nacimiento, había nacido muy grande, era una niña hermosa, rechoncha y rosada… mi bautizo… mi primer paso, mi primera palabra… todo tan rápido… tanto que llegó el nacimiento de mi hermano Pablo, ahí yo ya tenía 15 años y hacía poco había dado mi primer beso a Álex, ese chico rebelde que solo estuvo 3 meses en clase pero que caló hondo en mi corazón. Luego el instituto, mis amigas, cuando aprobé, cuando me aceptaron en la universidad y cuando crucé mi mirada por primera vez con la de Jorge y después… Iván.  Solo quedaba él… me abrazó, me besó… y desperté rodeada de mi familia, magullada y dolorida, vi a mi madre con lágrimas en los ojos a mi hermano Pablo casi sin saber que había pasado abrazándome, dormido sobre mi porque no se había separado de mi lado en toda la noche.

No quisieron decirme nada al momento pero Jorge y yo nos salimos con el coche por el puente y acabamos en el río, yo me golpeé la cabeza pero él salió disparado al no llevar cinturón… Jorge había muerto… lloré y lloré… pero me di cuenta de que no lo hacía por amor si no por la pena de ver que su novia había muerto y él también… de que no hubiese podido disfrutar de la vida… de que hubiese sido siempre una  fachada.
Ver a mi hermano sobre mí me hizo recapacitar y pensar en lo que realmente quería… quería estar sana, sabía que a Iván eso no le importaba pero… ¿dónde estaba Iván? ¿Por qué me había  acompañado en mi viaje por la vida? Quizá el subconsciente me jugó una mala pasada…
Me levanté como pude de la cama, arrastré el gotero hasta información y pregunté por Iván… aunque al principio no recordaba su apellido pero la enfermera supo decirme…
Iván había tenido un grave accidente, había estado unos segundos muerto pero lo habían podido salvar aunque llevaba 3 meses en coma…
Me derrumbé… yo lo había visto, no podía ser… corrí hacia su habitación y allí estaba, lleno de tubos, dormido… con su madre al lado hablándole. Cuando me vio, se levantó y me dijo
– Tú debes ser Noelia, pasa siéntate no tienes buen aspecto.
Estuvimos hablando todos los días mientras yo estaba ingresada, me contó que su hijo le había hablado de mi antes del accidente y que supo que estaba enferma, supo lo de mi accidente…
Una mañana cuando me dirigía a la habitación de Iván vi correr médicos y enfermeras… estaba en paro… ¡¡Iván estaba muriendo!! Corrí hacía su habitación pero no pude pasar, me arranqué el gotero, me tiré al suelo y gateé hasta poder entrar a la habitación pero al ver a Iván teniendo convulsiones me asusté y grité…
En ese momento volví a ver esa luz blanca, y esta vez era yo quien mostraba a Iván su vida, sus primeros pasos, su primer amor y me vi… paseando por el campus, contando las calorías que iba a comer ese día, me vi cómo me veía él a mi… me sentí como se sentía él cuando me veía, con mariposas en el estómago… con una mirada cálida… con amor…
Que tonta había sido… él me quería, tal y como era, no le importaba si pesaba 60 o 70 ¡me quería!

Cuando volví a la realidad, Iván me miraba, todos me miraban… todos me hablaban pero yo solo veía a Iván despierto, mirándome, llorando… lo habían salvado, había despertado de su coma, estaba bien, apenas ya sin heridas por el accidente (llevaba casi 3 meses en coma) estiró su mano, temblorosa, y agarró la mía… rompí a llorar, a balbucear, temblando y pensando en cómo podía haber estado tan ciega mientras a Iván le quitaban los tubos y le ayudaban a respirar por sí solo. Él me había estado cuidando desde su cama… en coma cuidaba de mí, y en vida iba a seguir haciéndolo porque cuando los médicos nos dejaron nos fundimos en un abrazo y un largo beso todavía más hermoso que el que me dio cuando estaba mostrándome lo que perdería si seguía  con mi estúpida manía de verme gorda…



Como decía al principio, por fin estoy como siempre deseé, delgada…  volví a mis 58 kilos, con ayuda de Iván… nunca más volví a contar calorías… y no sé cómo, ni porque pero… creo que el destino me tenía preparado este paso… tenía preparado el que Iván se cruzara en mi camino y me salvara… no quería acabar como Sonia y menos aún como Jorge

lunes, 15 de octubre de 2012

Crónica de un reencuentro







 Mis ánimos no estaban mucho por la labor pero sabía que me iría bien. Cuando mi “abuela” me invitó a pasar unos días en su casa no pude decirle que no, hacía mucho tiempo que quería ir y que ella quería que fuera a conocer su tierra, ella había estado en mi casa, ahora me tocaba a mí.
Me levanté sin muchas ganas de nada y preparé la maleta para coger el autobús de mi pueblo a la ciudad donde había quedado con una amiga en común que tenemos para verme con ella para Cádiz. Llegué ya de noche y algo cansada pero bueno, hubo buenas migas con la chica con la que me iba a venir, eso solo era el principio del viaje y de conocer gente estupenda.
Al día siguiente a las 7 y media sonaba el despertador y nos metimos en el coche camino a Cádiz, con pocos nervios, al contrario que mi “abuela” que estaba nerviosa perdida contando las horas.
Hay que aclarar que mi “abuela” es mi amiga y solo nos llevamos 3 años pero nos llamamos así desde hace tiempo: abuela y nieta.
El viaje fue bastante bien, escuchando Queen, Robbie Williams y Mecano entre otros, charlando, riéndonos… Cuando llegamos a la altura de Sevilla avisé a mi abuela para decirle que ya estábamos cerca, el momento se acercaba.
Cuando llegamos a Cádiz me quedé sin palabras al ver el mar; aunque yo nací en una ciudad costera siempre me ha impresionado el mar, en este caso el océano… Tan grande, el olor a sal, el puente que enlazaba con la ciudad que me esperaba… 
Aparcamos en la puerta del Mercadona a la espera de que llegara la cansina de mi abuela a recogerme ya que la chica con la que había viajado tenía cosas que hacer. Y por fin llegó, tan mona ella, con su cuerpo “recién estrenado”. Yo pensaba que cuando la viera me echaría a llorar ya que era lo que había estado haciendo los días anteriores pero no fue así.
Nos dimos un abrazo, dos besos y nos dirigimos a su casa para dejar los trastos, que todo sea dicho, menuda odisea con las dos mochilas en los autobuses, no sabía dónde meterme.
Cuando llegamos a su casa allí estaban sus padres esperando, que decir que la acogida fue genial y me abrieron las puertas de su casa como si me conocieran de toda la vida a pesar de ser la primera vez que nos veíamos en persona.
Descargamos trastos, comimos un poco (que me costó ya que llevaba casi 3 días sin probar más que un café con leche), me duché y nos fuimos a hacer la ruta en coche por Cádiz.
Tras dejar a la madre de mi amiga en el trabajo paramos en una playa a charlar y fumarnos un cigarro tranquilamente. Tras eso ¡Por fin! Pude conocer a la pareja de amigos de la que tanto había oído hablar. Fue mucho mejor de lo que esperaba ya que conectamos enseguida, es lo que tiene tener un lado un tanto friki… Estuvimos tomando café y charlando un buen rato hasta que seguimos nuestro camino. De camino a casa de los nuevos amigos nos encontramos unos imanes muy curiosos pegados en las juntas de las puertas de los coches… allá que íbamos nosotras haciendo ruta de coches para recoger los imanes de una tienda nueva de camisetas personalizadas (Si quieren propaganda que se la paguen jajaja) allá íbamos las dos “quinceañeras” cogiendo imanes, riéndonos y haciendo el tonto.
Tras la odisea imantada nos dispusimos a pasear por la Bahía… se podía ver el mar, lleno de barquitas a las cuales no sabía cómo se llegaba y es que hay una especie de barca taxi en el puerto la cual te lleva a tu barca amarrada en algún punto de la bahía. De fondo se veía la Torre de Puntales la cual yo no sabía que fue el escenario de un videoclip de Marisol que siempre me hizo mucha gracia. Seguimos por la bahía charlando y nos apeteció un helado… Estuvimos buscando un sitio donde poder comprar un helado y seguimos con nuestra ruta por la bahía haciéndonos fotos, riendo, recordando viejos tiempos y sincerándonos.
Tras todo esto volvimos a casa. Cenamos y estuvimos investigando por internet, mi amiga me enseñó el WoW intentándome enganchar pero ¡NO! Yo solo Popmundo… jajajajaja y tras un rato de charla y risas nos dormimos en una cama de 90. Nunca había sido oruga pero esa noche me convertí en una.
Al día siguiente, sábado, día de fiesta… ya haciendo planes desde el día antes para enseñarme la noche gaditana y cada vez con más ganas. Tras comer nos fuimos a tomar café a casa de los amigos que había conocido el día antes. Nos fuimos de cabeza al Mercadona a por unos tintes y para casa… tarde de tintes y más risas… otra cosa no, pero risas… uff!!!
Tras pringarnos todas las manos con el tinte llegó el momento de arreglarse e irnos de fiesta, fuimos a recoger a nuestro acompañante de esa noche y camino al autobús. Menuda fauna…
Al llegar al sitio nos encontramos con quien habíamos quedado y entramos al local, La Taberna Pirata, un local heavy de la noche gaditana, ahí me encontraba yo en mi salsa pero podía ver como mis amigos no estaban muy acoplados. ¿Qué pedimos? ¿Cerveza? Venga va, cerveza… ¡¡¡Mi primera cerveza!!! Como diría mi abuela… esto es muy gore… Fotos, cachondeo, un chupito de Jaggermeister y a seguir la fiesta, conociendo gente, charlando, paseando…
Acabamos en un local en el cual a que se sentía como pez en el agua era yo pero bueno, había que adaptarse y al menos no dejé de reír, las agujetas del día siguiente se veían venir.
La noche acabó muy temprano… casi íbamos a poner las calles nosotros cuando cogimos un taxi para volver a casa ya que, aunque Cádiz no es muy grande, no teníamos los pies para más caminata. El taxista nada más entrar al coche ya se empezó a reír y nosotros con nuestro rollo hablando de la noche que habíamos pasado, de las alarmas que saltaban, de los acercamientos indebidos que hacen que no sepas donde meterte. Al menos, le dijimos al taxista, no te ensuciaremos el coche ya que íbamos en perfecto estado… como los yogures jajajaja.
Una vez ya en casa el sueño tardó poco en llegar, con un par de amistades más en las redes sociales y un buen sabor de boca.
El domingo se presentaba tranquilo… a las 12 aún estábamos con las sábanas pegadas, al menos esa noche ni grité ni lancé cosas al suelo como la noche anterior que según me contó mi abuela me había estado peleando con alguien y lancé la almohada en medio de la habitación, a mí personalmente me habría dado miedo…
Nos levantamos a regañadientes, nos arreglamos y nos fuimos al encuentro de otra amiga que no había oído hablar de mi (modo irónico ON) fuimos a comer a un kebab entre charlas frikis y risas y acabamos en una cafetería irlandesa donde, en la máquina de tabaco, no había ducados rubio… manda huevos, pero bueno es lo que hay, por no entrar en otro local… Tras eso y un par de fotos nos fuimos a la playa a sentarnos en la arena a charlar y a seguir con las risas. Más fotos, más paseos… las vistas de la playa de la Victoria extraordinarias…
Al llegar a la parada del autobús para despedir a la amiga nos llamó la atención una corbata y no dejamos de reír. Y tras eso seguimos la ruta de aquella tarde que era jugar al Sing Star en casa de los otros amigos… yo no sé cómo los vecinos no tiraron la puerta abajo.
Estuvimos viendo el lanzamiento al vacío desde 39 kilómetros de Félix Baumgartner  nerviosos perdidos y yo pensando en que no se abriría el paracaídas y se abriría la crisma  o que el globo reventaría en cualquier momento, nada de eso... acabó en el suelo sano y salvo. Tras eso llegó el momento de desafinar, bailar y reírnos. Estuvimos hasta las tantas sin parar de cantar hasta que ya volvimos a casa, todo el día fuera de casa y sin batería en el móvil, ya estaba bien… Domingo redondo desde que empezó a las 12 de la noche anterior…