viernes, 16 de julio de 2021

El Ave Fénix

 




Se la encontraron por la mañana en la bañera, parecía dormida pero estaba muy pálida.

Su compañera de piso se disponía a irse a trabajar y la encontró allí, con la bañera llena de agua roja.

Aparentemente había conseguido empezar desde cero, no tenía por familia más que una tía que vivía lejos, pensaba que con el amor que había encontrado podría ser feliz pero no fue así.

Un alma se cruzó en su camino, un ave que volaba libre, que no quería ataduras pero que la sacaba de su monotonía cada noche, la hacía reír y ella pensaba que no estaba mal lo que hacía hasta que se enamoró en ese mismo momento la cagó porque ya no era dueña de sus sentimientos, de sus pensamientos y sabía que nada tenía que hacer con su ave fénix porque él sabía de su condición y no quería más de ella que una amistad, ¿caricias, besos, abrazos? Quizá también ¿aprovecharse de ella? No… ella era lista y sabía lo que había.

Dejaba volar su imaginación, el corazón se puede partir en tantas mitades como él quiera ya que nadie manda de su propio corazón. Un día lo vio con otra, ella sabía que no era suyo, que era nada más que una fantasía pero aquello le dolió, él creía que estaba celosa, si podría decirse que si peor tenía las ideas claras.

Nadie le dijo que esa ave renacía de sus propias cenizas y que poco le importaba dejar corazones abrasados a su paso.

Se sentía mal, se sentía estúpida por haber creído que su ave se habría quedado con ella para siempre.

Harta, dolida, triste, furiosa… aquel día decidió que ella también quería ser así, libre… preparó su baño favorito con sales aromáticas relajantes de melisa, se estuvo bañando hasta que el agua se quedó fría pero le daba igual, lloró y lloró…

Su ave no sería para ella, ella tampoco sería para nadie, había decidido que era mejor ser como él para evitar sufrir, lo perdió, lo poco que lo tenía, lo perdió por estúpida.
Hoy ella es un ave fénix que renace de sus propias cenizas y hace lo que le hicieron a ella, dejar corazones abrasados a su paso



4/10/2008

Ojos tristes


 

Ojos tristes, es lo que veía cada mañana cuando se miraba al espejo…unos ojos hartos de llorar, hartos de sufrir, unos ojos rojos quizá por no dormir.

Trabajaba de día limpiando casas y de noche escribía, pensaba que iba a ser su escape, sus novelas, esos relatos un poco más largos de lo normal que tanto le gustaba escribir, que tanto le ayudaban a olvidarse de su vida. Era una chica joven pero con un carácter marcado por las desgracias…

Carlota tiene ahora 20 años, cuando tenía tan solo 6 años su madre murió en un accidente de coche al volver del trabajo, volvía cansada de tantas horas mal pagadas para poder sacar adelante a una familia que había estado en un lugar bastante bueno pero que por no saber administrar cayó en la ruina.

Trabajaba en un almacén por las mañanas y en un bar de mala muerte de noche, su madre apenas tenía 26 años cuando una noche volviendo a casa con su moto se le cerró los ojos y se estrelló contra la quita miedos.

Ella casi no se dio cuenta pero fue una gran pérdida que acabo de hundir a su padre, con 30 años y viudo.

Así como muchos se podrían haber tirado a la bebida, a las drogas o a cualquier otra cosa, Ben sacó fuerzas y empezó con un nuevo trabajo. Cobraba poco pero tenía para cuidar de ella, la única hija de un matrimonio joven.

Con 15 años, hace apenas 5, su padre decidió que no podía vivir sin su amaba Julia, cuando la miraba veía en ella a su madre cuando empezaban a ser novios, no se sabe porqué, unos dicen que es porque Julia fue a visitar a su amado para decirle que lo echaba de menos, otros dicen que tras esa fachada de haber superado la muerte de su madre había un hombre hundido, el pueblo hablaba pero ella no hacías caso; su padre se quitó la vida, volvió al sitio donde su amada Julia perdió la vida y allí se dejó morir, el como nunca se lo dijeron a ella…

Una mañana, harta de limpiar escaleras y de recibir insultos de gente que llevaba tantos billetes en la cartera que les oprimían e impedían que les llegara la sangre al cerebro, dejó el cubo y fue decidida a intentar cambiar su vida, llevaba semanas escribiendo algo que pretendió fuera su biografía pero siendo tan joven pensó que no tendría resultado, la cambió un poco, le puso algo de suspense y la vendió como su primera novela.

Un agente que cogía a chicos y chicas jóvenes para intentar que fueran algo la acabó llamando, no era mucho lo que le ofrecían, solo 2000€ para empezar pero para Carlota ese dinero era una salida temporal de su trabajo de fregona.

Tardaron en aceptar su novela, pero cuando su agente le llamo para decirle que un editor se había interesado por su novela no pudo evitar llorar al pensar en que su vida iba a cambiar y que al fin podría llevarles un precioso ramo de flores a sus padres como el que hace años les pudo llevar gracias a su tía que es con la que vivía ahora.

 Celebró su éxito con su tía Sara a base de chupitos de tequila, risas, llantos recordando a sus padres y charlas.

Sara era la gemela de Julia, era soltera, una vez se podría haber casado pero su hermana le dijo que no tenía buen presentimiento, había soñado algo malo que no le pudo contar porqué a los 3 días fue cuando falleció.

 El que iba a ser el marido de Sara acabó casándose con una pobre chica a la que maltrató aun embarazada de sus 3 hijos, a causa de aquello uno de esos niños nació enfermo y acabó muriendo a los 3 meses; Sara le daba cada día las gracias a su hermana por haberla salvado.

Carlota empezó su nueva vida, sin lujos, simplemente puso al día el alquiler de la casa donde vivía con su tía, llenó la nevera y la despensa, fue con Sara a comprarse ropa nueva y la invitó a comer a un restaurante chino que para ellas era un lujo.

El libro fue comprado por la mayoría de la gente del pequeño pueblo donde vivían que contaba tan solo con 850 habitantes, la mayoría habían seguido los pasos de Carlota, había leido sus relatos en la revista mensual del pueblo, y lloraron con ella la muerte de sus padres.

Así pasaron 6 meses hasta que le propusieron hacer una firma de su libro, ya estaba escribiendo su próxima novela, esta vez algo más alegre aunque nadie sabía de que iba, solo se sabía que las protagonistas eran dos gemelas. La firma fue todo un éxito, fue gente de medio país, aún estaba en trámites pero el libro llevaba 6 meses a la venta y se emocionó al ver la tantísima gente que había ido a conocerla.

A la firma llegó un chico, se quedó el último, ya había anochecido, le dijo que quería hablar con ella, que entendía que era famosa pero que él no era ningún fan loco, ella rió al oír la palabra “famosa”, ni siquiera se había planteado el echo de que medio país había leido su libro, su vida…

Este chico se presentó como Andrei, tenía unos ojos azules penetrantes y un pelo negro brillante, era algo y atractivo pero tenía algo que le hacía diferente, una mirada limpia, sincera…

Después de que decidiera tomarse un café con él le estuvo contando que se había identificado mucho con su libro, había perdido a sus padres adoptivos con apenas 9 años, tenía 23 y lloró muchísimo leyendo aquella “novela”;

Carlota le confesó que aquella novela era su vida, que vivía con su tía, sus padres habían fallecido y decidió plasmarlo en un papel que acabó siendo la novela que la metió en el mundo de los escritores.

Charlaron y charlaron hasta bien entrada la madrugada, Andrei la acompañó hasta casa, se dieron el teléfono y prometieron llamarse. Su tía Sara se alegró pero la avisó de que podía ser que quisiera aprovecharse de ella, que tuviera cuidado.

Cuando Carlota presentó su nueva novela “Las gemelas” llevaba meses hablando con Andrei, habían echo una muy buena amistad, incluso él la ayudó a acabar su novela. Carlota no era una chica guapa, pelirroja, con pecas, un pelo largo y liso que la hacía parecer una niña, unos ojos verdes profundos y algo más alegres que hacía un año, alta y esbelta, y a veces demasiado tímida nunca había sido vista con chicos. Ahora la fama le había venido de golpe y temía que su nueva novela no tuviera éxito pero su tía le dijo que las historias de gemelas siempre gustaban a la gente.

Su agente la llamó a las pocas semanas de que saliera su libro, se habían vendido el doble que de su primera novela tan solo a 10 semanas de la publicación del libro, la gente había acogido a “Las Gemelas” con entusiasmo. Esta vez la celebración fue con Andrei, una cena que acabó en una petición poco común.

Andrei sabía que solo eran amigos pero se había enamorado de Carlota, no por su dinero ya que sus padres adoptivos le dejaron una buena fortuna ya que eran una de las familias más ricas de la ciudad de al lado, se había enamorado de sus letras cuando leyó su primer libro y había decidido que debía conocerla. Carlota no supo que decir y se fue corriendo. Cuando lo habló con su tía estaba nerviosa, le temblaban las manos, ella le quería y quería casarse pero estaba indecisa, no era más que una niña de 22 años recién cumplidos…

La boda se celebró en la pequeña iglesia del pueblo, radiante de blanco, la novia llegó del brazo del tío de Andrei, su tía fue la madrina. Una pequeña ceremonia, sencilla, con la gente más querida, aunque podían permitirse una boda lujosa, Carlota sabía que era humilde y nunca iba a cambiar por muchas novelas que vendiera.

El tío de Carlota estuvo durante toda la ceremonia lejos de Sara aunque estaba sentado en la misma mesa, la mujer, Susana estaba en casa recuperándose de un aborto. Era un hombre joven, apenas llegaba a los 40 años pero Sara lo conocía muy bien, era aquel hombre con quien se iba a casar y al final dejó plantado por consejo de su hermana; lo que nadie nunca supo fue ese hijo que tuvo y dio en adopción, solo lo sabía su hermana, y entre ellas quedó el secreto.

Acabada la boda Carlota y Andrei su fueron a su nueva casa, una pequeña casa de 3 habitaciones; justo al lado le habían comprado un modesto piso a su tía, no quería dejarla sola, era joven pero había sido su madre y su mejor amiga durante los años que vivió con ella.

Un día cuando Carlota le preguntó que porque odiaba tanto a Omar, el tío de Andrei, ella le contó la historia, la humilde escritora decidió encontrar a esa prima, ya que había sido una niña, con el dinero que había ganado de su última novela “Polvo en el viento” editada solo 3 meses después de su boda. La búsqueda comenzó por el lugar donde llevo Sara y Julia a la criatura, un orfanato a 400 kilómetros de su casa, había inventado una beca en una gran ciudad para ocultar ese embarazo, no quería criar a esa criatura, no quería que creciera con un padre que la golpearía como hacía con los hijos que había tenido con Susana. La niña resultó llamarse Laura, fue dada en adopción a una familia humilde pero buena, tenía ahora 19 años, estudiaba y sus padres eran un matrimonio de ancianos que la adoraban. Sara no quiso interponerse pero Carlota la fue a buscar, tan solo vivía a 10 minutos de su casa, resultó ser una fan de Carlota.

Se sentó a hablar con ella y sus padres, entendió que tenía una madre que la quería pero que entendía que tenía otra familia; Laura le dijo que desde niña sus padres le habían explicado que tenía una madre que la quería pero que no había podido hacerse cargo de ella, que algún día quizá podría buscarla. Para sorpresa de Carlota, su prima accedió a ir a conocer a su verdadera madre, lo cual fue una sorpresa para Sara.

Omar se enteró de que su “hija” había vuelto a conocer sus raíces y decidió dar la cara en casa de Carlota y Andrei.

No fue bienvenido ni siquiera por su sobrino que se había enterado de las palizas que le propinaba a su mujer, ayudó a Susana a que lo dejara y se fuera con sus hijos a empezar una nueva vida. Laura no quiso saber nada de su padre, había oído la historia y nada quería saber de tan cruel personaje.

Omar estuvo insistiendo durante días, quizá semanas incluso puede que llegara a meses; harto ya Andrei lo denunció, por las palizas a Susana, por el acoso hacía la tía de su mujer y la hija de ésta.

Entre tanto, Carlota había empezado con una nueva novela, la segunda parte de “Las Gemelas” donde narraba con un poco de fantasía, la historia de Sara y Laura. Las primas estabas siempre en contacto incluso Sara conoció al tío de su hija, Paul,  el hermano de su madre adoptiva, un chico poco mayor que ella que quedó prendado de su sonrisa nada más verla. Las dos familias se habían unido.

Pasado un tiempo, Carlota quedó embarazada, ya llevaba 6 novelas escritas, su tía se había casado y vivía en el pueblo donde estaba su hija, a apenas 100 metros de su casa, ella era su madre pero no quiso separarla de sus padres adoptivos.

Carlota tuvo a una preciosa niña a la que llamó Julia pero Omar que hacía tiempo que había jurado su venganza no la dejó disfrutar de esa niña y una noche aprovechando que Andrei estaba fuera entró en la casa con dos matones y robó a la pequeña Julia dejando a su madre malherida.

Cuando Andrei llegó recibió una llamada de su tío, debía ayudarlo a convencer a Laura para ponerle sus apellidos, para llevársela  a su casa, había dejado ir a Susana, necesitaba una mujer a la que poder maltratar cuando llegara borracho a casa. Andrei no se lo pensó, llamó a Paul para contarle lo sucedido y pedirle ayuda, el padre adoptivo de Laura escuchó hablar a Paul y decidió ir con él, era un hombre mayor pero no estaba dispuesto a que a su nueva familia le hicieran daño.

Juntos irrumpieron en casa de Omar armados para poder llevarse a la pequeña Julia, no pretendían hacer daño solo recuperar a la pequeña pero Omar los esperaba con dos hombres y aún más armado.

 Andrei buscó a su hija y rápidamente la sacó de allí, a él no lo esperaban y no tuvieron tiempo de reaccionar; Omar intentó dispararle por la espalda incluso con la pequeña en brazos pero Abraham, el padre adoptivo de Laura, se interpuso en el camino que había entre Omar y Andrei disparando a su vez al elemento que sin corazón, solo quería a su hija para tenerla de criada. Omar cayó, sus hombres asustados huyeron; Abraham tuvo tiempo a decirles a Andrei y a Paul que cuidaran de “sus chicas”.

Llegó al hospital pero solo tuvo tiempo de despedirse de su mujer y su querida Laura. Julia llegó a los brazos de su madre sana y salva, no dejaban de llorar viendo a la niña a salvo.

Abraham fue enterrado rodeado de su mujer y su hija que no estuvieron solas; tanto Sara, Paul, como Carlota, Andrei y la pequeña Julia estuvieron allí en todo momento con ellas, ayudándolas, sin evitar sentirse culpables por la muerte del padre de Laura, aunque ellas no los culpaban, él había muerto por salvar una vida como salvó la de Laura cuando la adoptaron.

Julia creció junto con su nuevo hermanito Ben, Sara tuvo gemelos a los que llamó Abraham y Paul; Carlota decidió dejar las novelas durante un tiempo para poder disfrutar de sus dos niños, ya tenía tras de si 12 novelas, podía permitirse el lujo de estar un par de años sin escribir nada. Andrei y Paul formaron una empresa que les ayudó a comenzar una vida fructífera para ellos y sus hijos. Ana, la madre adoptiva de Laura, murió a los 3 años de fallecer su marido pero su hija pudo darle la satisfacción de casarse antes con un buen chico, humilde y sencillo, amigos de Laura desde niños. Omar, que decir que no salió de aquella casa donde intentó frustrar la vida de su pequeña sobrina y de su propia hija.

La familia siguió pero quizá eso forme parte de otra historia… pero desde luego los ojos de Carlota nunca más tuvieron esa mirada triste de antaño, tristes, rojos, de tanto llorar, de tanto sufrir, ahora con Andrei y sus pequeños, su familia había podido sonreír de nuevo pese a todo lo pasado



2008