Esta canción dice mucho… es de las que más me gustan del
disco.Cuando encuentras a alguien que te hace sentir así, que solo con una
mirada ya sabes lo que piensa, que te hace reír hasta en tus peores momentos,
alguien que, pese a todo lo malo, está siempre ahí apoyándote, demostrándote
que la vida es algo más que tener el bolsillo lleno, que es algo más que la
apariencia, que la vida son las pequeñas cosas, un abrazo, un beso, una simple
mirada, una palabra. Alguien que ha sabido sacar lo mejor de ti hasta cuando tú
misma has pensado que no podías caer más bajo, alguien que cuando no ves la
salida del túnel te enciende una luz en tu camino… alguien como tú… porque
estando juntos soy un poco más feliz…
miércoles, 18 de diciembre de 2013
jueves, 7 de febrero de 2013
Un pensamiento...
Como cuando te miras al espejo… ves esas marcas en tu piel por el paso del tiempo, por las situaciones vividas, porque eres así.
Cuando miras tu corazón lo ves, hay quien lo tiene entero, hay quien solo tiene medio, hay quien, como yo, lo tiene lleno de cosidos, remiendos, parches… Y no me canso… no aprendo, no entiendo porque siempre me pasa lo mismo, porque siempre tomo el camino equivocado, porque me falta el valor para buscar realmente lo que quiero, conseguir lo que mi corazón, lleno de parches, necesita y quiere.
A veces, aunque estés rodeado de gente te sientes tan solo que nada ni nadie te anima a buscar lo que te haga sentir mejor, crees que no lo mereces, que tienes lo que te toca y que no vas a tener valor de cambiarlo. Tienes un destino y es lo que te toca y lo tienes tan claro que nada ni nadie te hará cambiar de opinión.
¿Y cómo cambiar esto? Si lo supiera ya lo habría hecho
jueves, 17 de enero de 2013
Delgada
Por fin estoy como siempre deseé, perfecta…
Desde el momento en que vi que, por mi altura, debía pesar
como mucho 60 kilos empecé un régimen estricto… también ayudó el que Jorge no
se fijara en mí porque estaba gorda como una foca, tenía la tripa llena de
michelines, los brazos gordos como salchichas.
Mi madre me decía que estaba bien, que no tenía por qué
perder peso por un chico ¡mi madre no me entiende! No es solo por un chico, es
por la ropa, es porque no me siento bien conmigo misma.
Al principio solo me quité de comidas grasas y de picoteos
entre horas y conseguí adelgazar dos kilos ¡la dieta funcionaba! Pero pese a
estar ya en mi peso ideal, seguía viéndome gorda, me daba asco, grasienta,
fofa, hinchada… cada día más…
Un día en la universidad un chico se quedó mirándome, y
empezó a hablar con un amigo que tenía al lado… seguro que estaba criticándome
ya que justo en ese momento pasó Sonia… melena rubia y una delgadez
espectacular, con esas minifaldas que solo ella podía permitirse poner, no era
envidia, bueno, si… la envidiaba porque ella podía vestir como quisiera y yo
con mis 57 kilos estaba aun muy gorda para poder ponerme esas minifaldas.
Al cabo de una semana, ese mismo chico se me acercó, me dijo
que me veía diferente… ¿para mal? No, no, ¿Para bien más delgada quizá? Es
posible… sigue así, estás muy guapa…
Ese día tendría que haberme tapado los oídos… habría sido
todo mejor.
Al día siguiente me compré una báscula y busqué en internet
las calorías de todo aquello que comía. Para comer hice una ensalada de un
pepino y 20 gramos de escarola, 12 calorías… estaba bien para una comida… mi
madre me obligó a comerme el lenguado (90 calorías) pero bueno… no importa, ese
día no cenaría.
Podría estar relatándoos mis 3 meses de contar calorías…
pero voy a contaros lo que realmente me hace ilusión, lo que hizo que todo mi
esfuerzo valiera la pena, esos dos desmayos, uno de ellos en medio de una clase
de historia, el otro en casa, sola, el no tener la regla, los mareos… pero todo
eso y más valió la pena porque… ¡Jorge me habló!
Nos fuimos a tomar café esa misma tarde, no me importaban
las calorías del café, total, luego podía tomarme mis laxantes, podía incluso
permitirme una galleta dulce que me ofreció.
Le había dicho que me gustaba ¡como si fuéramos
adolescentes! Él se había fijado en mí, sobre todo hacia un mes ya que le había
gustado como me había quedado ¿en serio? Pues yo aún me veo gordísima… Estas
palabras retumbarían en mis oídos para siempre cuando me dijo… “Bueno, Noelia,
aunque eres una persona inteligente, guapa, simpática… yo, lo siento, pero te
sigo viendo como una foca”
En ese momento salieron 3 de sus amigos de detrás de una
mesa riéndose a carcajadas, Sonia incluida… la cual al momento de que Jorge
chafara mis sueños, se acercó a él y lo besó…
“Nunca serás como Sonia…”
Sobra decir que salí corriendo de aquel local, muerta de
vergüenza, con el corazón roto y sin otra idea en la mente que perder 10 kilos
más y vengarme… ya pesaba 50kilos ¿qué iban a ser 10 más? Con un poco de
esfuerzo lo lograría…
Estuve dos semanas sin ir a la universidad, me había bajado
tanto la tensión que había estado hospitalizada, pero mi sorpresa fue ver
entrar a Iván por la puerta de mi habitación… el chico que me dijo que me veía
más guapa… el que me animó, sin saberlo, a perder más peso para gustarle al
imbécil de Jorge.
- Te veo mejor… el otro día cuando te desmayaste en clase me
asusté…
¿Acaso íbamos a la misma clase? No me había fijado… había
tenido un accidente, eso sí lo sé… pero no volví a verlo desde entonces hasta
hoy… quizá estaba aún ingresado pero no podía ser, iba con ropa de calle..
- Iván… pero ¿tú no
habías tenido un accidente bastante grave?
- Ah, sí bueno, pero al final mírame, aquí estoy y he venido
a ayudarte pero me voy a ir que está a punto de venir tu familia y no quiero
molestar.
No me dio tiempo a preguntarle qué clase de ayuda me iba a
dar, desapareció y entró mi madre llorando como una magdalena… y yo me dormí…
Cuando salí de allí, omitiendo los consejos de esa doctora
que me había dicho que tenía anorexia, seguí con mi dieta… Sonia estaba muy
delgada aunque no me llegaba a la suela del zapato, yo quería estar mejor que
ella.
Busqué a Iván por clase de Historia pero no lo vi, pensé que
igual había dejado la universidad ya que yo iba algo atrasada por haber estado
un mes en el hospital, tampoco quería preguntar, bastante tenía con que me
miraran y me señalaran… si al menos fuera porque estaba delgada…
Pasaron un par de semanas, sin tener noticias de Iván, sin
ver a Jorge, lo cual me ayudó bastante… y sin ver a Sonia ¿les habría pasado
algo?
Al llegar a casa mi madre me sentó en una silla de la cocina
y muy seria me dijo que Sonia, al igual que yo, estaba enferma, ella tenía
bulimia… y en una de sus visitas al baño se le había reventado el esófago y
había muerto, sola, en el baño de la universidad, entre clase y clase… dos
horas se tiró allí, sobre el váter, rodeada de vómito y sangre…
Aquello me hizo pensar en Jorge y en Iván… ¿realmente valía
la pena poner mi vida en peligro para gustarle a Jorge? No… pero… Iván había
dicho… bueno, no importa… quiero llegar a 35 kilos.
Tras la muerte de Sonia, Jorge estuvo sin ir a la
universidad un par de semanas, era su novia, supongo que algo le afectó, pero
no tanto como yo creía cuando al acabar la clase de Filosofía se acercó a mí
para preguntarme por mi salud..
- Sé que tú y Sonia compartíais algo…a mi Sonia me gustaba
porque estaba buena… aunque tenía una mente algo retorcida pero era por el
complejo que tenía, y que la destruyó… y tu… estás cada día más guapa y bueno…
me preguntaba si quizá… me darías otra oportunidad…
No me lo podía creer… Jorge era un chico guapísimo, alto,
moreno, ojos verdes, muy buen cuerpo… aunque no era muy inteligente… sus padres
le habían pagado la universidad y hacía lo que quería… ¿me podría fiar de él?
Su novia acababa de morir… me daba pena… acepté.
Había recuperado algo de peso con lo de Sonia, además hacía
tiempo que no veía a Iván y había dejado los laxantes aunque aún seguía
contando las calorías, pregunté por él en clase de Historia pero dijeron que
desde su accidente no había vuelto.
Me puse para mi cita con Jorge, una camiseta blanca, una
blusa… y unos vaqueros que me había comprado hacía pocos días y que me dieron
una gran alegría al probármelos ya que estaban en la zona de ropa de niños…
¡¡lo iba a conseguir!! Ahora pesaba 40 pero llegaría a los 35 y más si Jorge
resultaba ser un buen chico y no, como yo pensaba, un desalmado.
Cuando llegué al restaurante las piernas me temblaron al ver
a Iván… me fui hacía donde estaba él pero en ese momento, Jorge se me puso
delante. Hoy no iba a contar las calorías… pero iba a beber agua, me había
traído los laxantes por si me pasaba, no quería desperdiciar la noche pero
tampoco quería engordar. Cuando me giré de nuevo, Iván ya no estaba y la cena
transcurrió bastante tranquila aunque Jorge parecía que bebía más de la cuenta.
Cuando acabamos de cenar, Jorge se ofreció a llevarme a
casa, habíamos estado hablando de Sonia, de lo mucho que ella lo manipulaba, de
lo fea que se sentía, de lo vacía que estaba… de que cuando murió estaba sola y
nadie se dio cuenta de que se había quedado tirada en el baño y que más de una
persona no es que se alegrara pero decían que era lo que le dijeron que le
pasaría… mientras me hablaba de ella bebía y bebía pero estaba a 20 km de casa
y sin apenas dinero… tenía que irme con él. Me pasé toda la cena buscando a
Iván con la mirada pero no lo vi… y cuando me subí al coche de Jorge un
escalofrío recorrió mi cuerpo al ver a Iván sobre la acera diciéndome que no
con la cabeza pero ya no podía bajar, Jorge había arrancado y la imagen de Iván
fue lo último que vi.
Vi una luz, brillante, cálida, hermosa… y delante de ella
estaba Iván… ¿cómo podía ser? Me sentía flotar ¡¡que delgada estaba!! ¿Había
conseguido mis 35 kilos? No… no podía ser… aquella noche había salido a cenar
con Jorge, él había bebido, habíamos subido a su coche… y ya está… ¿me he
muerto? Iván me cogió la mano y me llevó paseando sobre lo que había sido mi
vida hasta aquel momento…
- Noelia, no me has visto… pero he estado ahí en cada
instante desde que te conocí, cuando pesabas 60 kilos y ahora que pesas 40…
desde mi accidente he cuidado de ti pero no puedo evitar que te subas en coches
con borrachos y ahora voy a mostrarte tu vida…
No dijimos nada más, pasamos por mi nacimiento, había nacido
muy grande, era una niña hermosa, rechoncha y rosada… mi bautizo… mi primer
paso, mi primera palabra… todo tan rápido… tanto que llegó el nacimiento de mi
hermano Pablo, ahí yo ya tenía 15 años y hacía poco había dado mi primer beso a
Álex, ese chico rebelde que solo estuvo 3 meses en clase pero que caló hondo en
mi corazón. Luego el instituto, mis amigas, cuando aprobé, cuando me aceptaron
en la universidad y cuando crucé mi mirada por primera vez con la de Jorge y
después… Iván. Solo quedaba él… me
abrazó, me besó… y desperté rodeada de mi familia, magullada y dolorida, vi a
mi madre con lágrimas en los ojos a mi hermano Pablo casi sin saber que había
pasado abrazándome, dormido sobre mi porque no se había separado de mi lado en
toda la noche.
No quisieron decirme nada al momento pero Jorge y yo nos
salimos con el coche por el puente y acabamos en el río, yo me golpeé la cabeza
pero él salió disparado al no llevar cinturón… Jorge había muerto… lloré y
lloré… pero me di cuenta de que no lo hacía por amor si no por la pena de ver
que su novia había muerto y él también… de que no hubiese podido disfrutar de
la vida… de que hubiese sido siempre una
fachada.
Ver a mi hermano sobre mí me hizo recapacitar y pensar en lo
que realmente quería… quería estar sana, sabía que a Iván eso no le importaba
pero… ¿dónde estaba Iván? ¿Por qué me había
acompañado en mi viaje por la vida? Quizá el subconsciente me jugó una
mala pasada…
Me levanté como pude de la cama, arrastré el gotero hasta
información y pregunté por Iván… aunque al principio no recordaba su apellido
pero la enfermera supo decirme…
Iván había tenido un grave accidente, había estado unos
segundos muerto pero lo habían podido salvar aunque llevaba 3 meses en coma…
Me derrumbé… yo lo había visto, no podía ser… corrí hacia su
habitación y allí estaba, lleno de tubos, dormido… con su madre al lado
hablándole. Cuando me vio, se levantó y me dijo
– Tú debes ser Noelia, pasa siéntate no tienes buen aspecto.
Estuvimos hablando todos los días mientras yo estaba
ingresada, me contó que su hijo le había hablado de mi antes del accidente y
que supo que estaba enferma, supo lo de mi accidente…
Una mañana cuando me dirigía a la habitación de Iván vi
correr médicos y enfermeras… estaba en paro… ¡¡Iván estaba muriendo!! Corrí
hacía su habitación pero no pude pasar, me arranqué el gotero, me tiré al suelo
y gateé hasta poder entrar a la habitación pero al ver a Iván teniendo
convulsiones me asusté y grité…
En ese momento volví a ver esa luz blanca, y esta vez era yo
quien mostraba a Iván su vida, sus primeros pasos, su primer amor y me vi…
paseando por el campus, contando las calorías que iba a comer ese día, me vi
cómo me veía él a mi… me sentí como se sentía él cuando me veía, con mariposas
en el estómago… con una mirada cálida… con amor…
Que tonta había sido… él me quería, tal y como era, no le
importaba si pesaba 60 o 70 ¡me quería!
Cuando volví a la realidad, Iván me miraba, todos me
miraban… todos me hablaban pero yo solo veía a Iván despierto, mirándome,
llorando… lo habían salvado, había despertado de su coma, estaba bien, apenas
ya sin heridas por el accidente (llevaba casi 3 meses en coma) estiró su mano,
temblorosa, y agarró la mía… rompí a llorar, a balbucear, temblando y pensando
en cómo podía haber estado tan ciega mientras a Iván le quitaban los tubos y le
ayudaban a respirar por sí solo. Él me había estado cuidando desde su cama… en
coma cuidaba de mí, y en vida iba a seguir haciéndolo porque cuando los médicos
nos dejaron nos fundimos en un abrazo y un largo beso todavía más hermoso que
el que me dio cuando estaba mostrándome lo que perdería si seguía con mi estúpida manía de verme gorda…
Como decía al principio, por fin estoy como siempre deseé,
delgada… volví a mis 58 kilos, con ayuda
de Iván… nunca más volví a contar calorías… y no sé cómo, ni porque pero… creo
que el destino me tenía preparado este paso… tenía preparado el que Iván se
cruzara en mi camino y me salvara… no quería acabar como Sonia y menos aún como
Jorge